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Jun. 1829.
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ZARPE DE CALETA GALLANT.

en parte cayendo, pero completamente en contra de su voluntad. Lo que él hizo por casualidad, nosotros nos vimos obligados a hacerlo, porque no había alternativa, asi que nos deslizamos, uno después del otro, igual a tantos trineos sobre las montañas rusas, sosteniendo los instrumentos como podíamos, con una mano, mientras que la otra era empleada como freno o para afirmarnos. Con un poco más de este tipo de trabajo, y algún forcejeo a traves del bosque en el fondo, llegamos a la orilla, donde una embarcación estaba esperándonos, y alrededor de las ocho llegamos a bordo, en una condición medios húmedos, y medios congelados. * (Los puños de nuestras camisas, y toda nuestra ropa exterior, estaba cubierta con hielo, mientras que la ropa interior estaba completamente mojada.)

“19. Todas las cosas fueron traídas a bordo, el buque desatracado, y todo quedó listo para zarpar la mañana siguiente.

“20. Zarpamos de caleta Gallant, dejando al Adelaide para que comparara sus cronómetros, y se nos reuniera antes de dejar el Estrecho. En la tarde fondeamos en bahía Isabel, después de un duro bregar contra un viento fuerte y contrario, con mucha lluvia.

“21. Nuevamente soplando fuerte esta mañana desde el NO, con gran cantidad de lluvia. Levamos y nos hicimos a la vela con las velas bajas aferradas y las gavias con arrizado triple, pero el viento y la marea eran más para equipararlas por nosotros, así que nos dirigimos hacia el seno Ballena, y entramos a sotavento de la isla Carlos III, encontrando que la marea estaba ahí algo en nuestro favor. Los 'williwaws' (No conozco un mejor nombre para las repentinas ráfagas que vienen desde las tierras altas) nos dieron algunos problemas, ocasionándonos escoras peligrosas. A las dos y media fui persuadido de fondear a sotavento de la extremidad sureste de la isla Carlos III, y pensé que nuestro día de trabajo estaba pagado por esta posición protegida cercana a la costa abrigada del viento, además de haber avanzado un poco; pero por la noche el viento se hizo más violento, y un williwaw nos llevó mar adentro. Izamos las velas de temporal, las cuales, con la marea, que sabíamos era entonces más fuerte, esperaba que nos llevaría lo suficientemente claros de isla Rupert (que estaba a sotavento nuestro), y entonces todo el personal fue al cabrestante; pero mientras virábamos el cable, nuestra ancla de proa agarró fondo nuevamente y nos detuvo. Dejamos salir cable