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May. 1829.
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ZARPAN EL CHANTICLEER Y EL ADVENTURE.

en los lugares protegidos, pero no más grande en dimensión que la haya.*[1] Donde no crecen árboles, el suelo está cubierto con matas de chamizas y coigüe, las cuales, siendo de un color verde brillante, le dan a las laderas de los cerros una apariencia animada de aspecto verde . Si el estado del tiempo hubiese permitido a nuestros botes ir a los alrededores de la caleta, o hubiesen los bosque ofrecido cualquier agregado para nuestras colecciones de historia natural, nuestra detención habría sido más agradable; pero, con la excepción de unos pocos cormoranes, buceadores, y “patos a vapor”, y uno que otro halcón solitario, o una curruca patagónica, no vimos rastros de vida animal. No vinieron indios cerca nuestro. Habiendo sido asustados por el Chanticleer; porque cuando el comandante Foster estaba una noche ausente, después de haber intentado desembarcar en el cabo de Hornos, se dispararon varios rockets como señales, y unos cuantos indios que estaban en la caleta se alarmaron mucho, y se fueron al día siguiente, y después nunca más se mostraron, aunque me atrevo a decir que estuvimos estrechamente vigilados por ellos.

Habiendo abastecido al Chanticleer con las provisiones que requería, nos preparamos para dejar caleta Saint Martin. El 24 el Chanticleer zarpó, y dos horas después nosotros también dejamos esta deprimente caleta, en la cual experimentamos una sucesión de muy malos tiempos, y un casi constante viento del SO, y el último mes a penas cesaron de caer tanto la lluvia, los granizos, o la nieve. El Chanticleer se fue rodeando el cabo de Hornos, y pronto estuvo fuera de vista.

Este fue el último encuentro con el comandante Foster, quien, la noche anterior a que zarpáramos, me dio a conocer un presentimiento, que no podía quitárselo de encima, que no sobreviviría a este viaje. No puedo resistir dejarme llevar por la triste satisfacción de decir algunas palabras en memoria de mi difunto excelente

  1. * La maleza está compuesta principalmente de Arbutus ríguda – Berberis parvifolia e ilicifolia- (Sempervirens de Banks y Solander). Verónica (¿decussata?) y, en lugares húmedos, Cineraria leucanthema, y Dysemore intergrifolia; los cuales ambos se encuentran en los rincones protegidos de Tierra del Fuego; No fueron vistas fucsias, pero el Sr. Anderson juntó la fragante Callixwnw marginata y una especie de Escalonia, en las laderas de los cerros.