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May. 1828.
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PUERTO JAVIER - BAHÍA IGNACIO.

“Al día siguiente (27) fue cavada una tumba, y cumplimos las últimas tristes tareas con nuestro difunto compañero. Levantamos una cruz de madera en la cabecera de su sepultura, en la cual había una inscripción en su memoria, también le pusimos su nombre al punto sur de la bahía. Cerca del mediodía dejamos puerto Javier, y costeamos la isla, a una distancia media de una milla, buscando fondeaderos, hasta, después de haber recorrido ocho millas, llegamos a su extremo sur. Durante las primeras cuatro o cinco millas de esta distancia, la costa de la isla es un acantilado alto, teniendo en su base una angosta playa, compuesta de varios tamaños de masas de rocas. En el interior había alturas, que se elevaban mil doscientos o mil cuatrocientos pies, boscosas hasta cerca de las cimas, con muchos arroyos de agua descendiendo desde ellas; pero para el resto de la distancia la costa era baja, y los árboles mal desarrollados y escasos. A lo largo de toda la costa rompía una fuerte marejada, que habría hecho muy peligroso cualquier intento de desembarcar; no había ningún sitio apropiado para fondear, excepto una pequeña caleta, cercana al extremo sur, en la cual nos detuvimos, y con alguna dificultad logramos fondear a un cable de la orilla. La bahía resultó ser la que los misionero españoles llamaban 'bahía Ignacio'. Sobre la punta sur, una angosta lengua de tierra, de aproximadamente quinientas yardas de ancho, con rocas y rompientes que extienden desde la orilla, hasta una distancia de dos millas, tomamos demarcaciones y ángulos a varios puntos fijos en la parte norte del golfo. La latitud, las diferencias cronométricas de longitud, y variación magnética, fueron determinadas en tierra en este punto sur.

“Habiendo terminado nuestra observaciones, dejamos este fondeadero; y es poco probable que lo volvamos a visitar, será suficiente decir que es extremadamente peligroso. Nada me hubiera inducido a entrar en él, si no fuera por la tarea de explorar la costa en busca de fondeaderos, y el peligro de mantenerme navegando cerca de una costa desconocida.

“Con la impresión que la isla Javier fue el *[1]

  1. * La isla Javier es sin duda la isla Montrose de la Narración de Byron. El Wager se perdió, como se verá, más al sur, en las islas Guayaneco.