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Abr. 1828.
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ISLAS GUAYANECO.

desove de las cigalas. Choros y lapas eran bastante abundantes, y locos (Concholepas Peruvian) usados por las tribus magallánicas como tazas para beber, fueron encontrados en gran número adheridos a las rocas.

“Nada podría ser peor que el tiempo que tuvimos durante los nueve días de estadía aquí; el viento, de cualquier cuadrante que soplara, traía espesas nubes, que se precipitaban en torrentes, o como una llovizna. Estábamos bien protegidos de los vientos normales; pero muchos remolinos turbulentos fueron causados por las alturas que nos rodeaban, mientras que el paso de las nubes mostraban que los fuertes y arrachados vientos del noroeste eran los predominantes.

“En la mañana del 24, salimos al mar con una brisa del sur. La extensión de la costa desde la parte este de puerto Santa Bárbara hasta la parte exterior de las islas Guayaneco presenta varias entradas que se adentran profundamente en la tierra; pero está completamente rodeado de rocas e islotes rocosos, los cuales, quedan generalmente hacia la costa de sotavento, lo que los vuelve extremadamente inseguros para aproximarse. Al observar una abertura entre algunos islotes, a los cuales les habíamos tomado demarcaciones al mediodía, nos detuvimos para ver si ofrecían un fondeadero, al acercarnos a la extremidad de la isla más grande, navegamos a lo largo de ella a una distancia de solo media milla, cuando después de haber recorrido dos millas a través de un laberinto de rocas y sargazos, nos vimos obligados a alejarnos, y al hacerlo apenas capeamos, por una eslora, el islote exterior. Considerando inútil gastar más tiempo en examinar esta peligrosa parte del golfo, nos dirigimos hacia el cabo Tres Montes, su cabo noroeste.

“Al atardecer el cabo Tres Montes estaba al N 25° O, distante dieciocho millas. Desde este punto el cabo parecía muy alto y nítido; hacia el este de él, se veía tierra sin interrupción hasta tan lejos como alcanzaba la vista. Nos acercamos a la costa la mañana siguiente, y fue entonces una decepción saber, precisamente, cual era el cabo. La montaña más alta era la proyección sur, que había sido señalada en la carta como cabo Tres Montes, pero ninguna de las alturas, desde ningún punto de vista, nunca nos parecieron como 'tres montes'. La tierra, aunque montañosa, parecía arbolada, y tenía un contorno menos