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Abr. 1828.
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PELIGROS - TEMPORAL - HUMEDAD.

bañados por el mar, y había rompientes que se notaban sólo ocasionalmente. A lo largo de esta linea las olas rompían muy fuertemente, y, afuera, prevalecía una mar de ola grande, en la cual la nave estaba muy incómoda.

“Esta linea de peligros no es del todo continua; porque hay una abertura de cerca de dos millas de ancho, a la cuadra del Pico Paralelo, hacia el sur de la cual hay una ensenada, donde es posible que pueda haber un puerto; pero, considerando el predominio de los fuertes temporales del oeste y tiempo brumoso, si hay uno, poco navíos se atreverían a dirigirse allí; y este borde debe, pensaría, ser considerada como una barrera que no deberían pasar. Como se encuentran lobos marinos en las rocas, los veleros dedicados en este tráfico podrían no, quizás, ser disuadidos por estos peligros, pero todos los otros deberían darle a esta extensa costa un buen veril. Navegamos pasadas las rompientes a una distancia de cerca de una milla, habiendo sondado fondo de roca, en treinta a treinta y tres brazas.

“La terminación de la linea de la costa hacia el norte era una isla alta, escarpada, con un pequeño pico en su extremo norte. La extremidad de la tierra firme era más bien un cabo formado por un alto risco, de donde la costa se extiende hacia el sur, con escarpados, picos montañosos y cadenas, hasta tan lejos como Pico Paralelo. Al atardecer, el extremo NO de Campana estaba al norte (magnético), distante tres leguas, y desde el tope del palo pude ver muy claramente el cinturón de rocas y rompientes que se extiende sin interrupción hacia el norte, tan lejos como el final de Campana.

“Navegamos hacia afuera por la noche, y tuvimos vientos suaves y variables, o calmas, hasta las 2 AM del 12, cuando una brisa del norte se levantó, y refrescó tan rápidamente, que al mediodía de nuevo estábamos con la mayor y la trinqueta aferradas. El temporal estuvo acompañado, como de costumbre, por una lluvia incesante y tiempo brumoso, y una mar gruesa que mantuvo nuestras cubiertas siempre inundadas.

“El efecto de este clima húmedo y miserable, del que habíamos tenido tanto desde que dejamos puerto del Hambre, se manifestó en el estado de nuestra lista de enfermos, en la cual habían muchos pacientes con catarro, pulmonía y dolores reumáticos. El temporal continuó sin disminuir hasta la mañana del 13,