Página:Narrative of the surveying voyages of His Majesty's Ships Adventure and Beagle between the years 1826 and 1836.djvu/210

Esta página no ha sido corregida
156
Mar. 1828.
ISLAS EVANGELISTAS.

con la excepción de ráfagas ocasionales que bajaban por las quebradas y senos, teníamos un viento débil del OSO; pero el rápido pasar del viento por sobre nuestras cabezas mostraba que prevalecía el tiempo usual. Viramos temprano la mañana siguiente (30), y al mediodía habíamos llegado tan lejos hacia el oeste que la más oriental de las islas de la ensenada del cabo Tamar estaba cerca de dos millas hacia el norte. Al caer la noche estábamos a la altura de cabo Cortado; pero como el tiempo parecía haberse afirmado y el viento rolado hacia el sur, decidí mantener la navegación, y tratar de llegar a mar abierto esa noche. Las circunstancias nos favorecían; el tiempo era bueno, la luna estaba despejada, y el viento se mantenía del SSO. Una hora después de la medianoche el cabo Pilar estaba al OSO, distante unas dos millas, y entonces pusimos rumbo hacia los Evangelistas, los que pasamos a una distancia de una milla.

“Los Evangelistas, como los llamaron los primeros navegantes españoles, o como fueron después designados (1670) por Sir John Narborough, las Islas de la Dirección,*[1] son un grupo de cuatro islotes rocosos, y algunas rocas y rompientes separadas, que ocupan en total un espacio de tres millas; son extremadamente escarpados y áridos, aptos sólo para servir como un lugar de descanso para los lobos de mar y aves oceánicas. Debido al fuerte mar que prevalece allí, y a las olas furiosas que generalmente rompen en ellos, desembarcar es rara vez posible; aunque los loberos lo hacen. Un oficial ayudante de una nave lobera me contó que él había desembarcado en el más grande en una ballenera, y había matado varios miles de lobos: Los Evangelistas son de una altura suficiente para ser vistos con tiempo claro desde la cubierta de una nave, a una distancia de seis o siete leguas, pero la superior elevación de la costa en ambos lados las hacen visibles, antes que los islotes puedan ser avistados.

“Inmediatamente después de pasar los Evangelistas fue distinguido un cabo, donde parecía terminar la linea de la costa norte, que tomamos como el “cabo Isabel” de las cartas españolas. Es un escarpado, promontorio rocoso de gran altura, que tiene separadas en su base algunas masas de columnas de roca, y en su cima un pico, una cresta dentada; cerca hay una isla de lados escarpados

  1. * Porque ellos son un magnífico punto de referencia para el estrecho de Magallanes