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May. 1828.
INVIERNO - EL ADELAIDE ZARPA

con mejor tiempo que el que habíamos experimentado por algunas semanas, pero mayo llegó con vientos del noreste y mucha lluvia, seguida por una gran nevazón.

“Tristis hyems montes niveo velamine vestit.”

Hasta ahora el termómetro no había estado muy bajo. En una o dos ocasiones había caído durante la noche a 28°, pero generalmente oscilaba entre 45° y 33°.

El Adelaide fue enviado de nuevo el 30 de abril, para llevar a cabo un examen de las aberturas a cada lado de la isla Cayetano; pero regresó el 21 de mayo, con la desagradable información de haber sido robado por los indios su único bote útil. Esta fue una pérdida grave, no solo por el mucho tiempo desperdiciado, sino también porque no teníamos otro bote para reemplazarlo. Para evitar demoras, le envié al Sr. Low, en puerto Bougainville, solicitándole si me vendería uno de sus botes; pero él estaba también mal, por pérdidas similares, por lo que solo podría ayudar prestándonos uno por unas pocas semanas, y como era la única embarcación que poseía, no podía prescindir de ir lejos de su buque. Por lo tanto, envié al Sr. Graves, en el Adelaide, a puerto Bougainville, para que se empleara a sí mismo en el examen de la costa desde allí hasta cabo Froward, y en el entre tanto comenzamos a construir una ballenera, para que estuviera lista para el uso del Adelaide tan pronto como el invierno hubiese pasado, ya que, del informe del Sr. Graves del estado del clima hacia el oeste, muy poco se podía hacer durante los meses de invierno.

El siguiente es el informe del teniente Graves de la pérdida de su bote: - Tras la salida de puerto del Hambre, se dirigió de inmediato a puerto Gallant, y levantó bahía Cordes; después de lo cual cruzó el Estrecho hasta bahía San Simón, y fondeó en caleta Millar, en el lado oeste, inmediatamente al norte de puerto Langara, del cual está solo separado por un angosto cuello de tierra. El Adelaide permaneció fondeado allí mientras el Sr. Graves visitaba diferentes partes de la bahía. Su presencia había atraído a un numeroso grupo de indios, que, ocupando varios wigwams cerca de la entrada de la caleta, realizaban diarias visitas a