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Abr. 1828.
GLACIARES - AVALANCHAS.

en su lado sur en un canal que se dirigía hacia el mar abierto, pero atestado de islas y rocas. Una profunda entrada o abismo en la tierra, en la esquina NO de esta cuenca estaba llena de masas de hielo flotante, roto de un enorme glaciar.

Después de obtener todas las demarcaciones y embarcarnos, remamos tres millas hacia el oeste y tomamos un corrida de ángulos en punta Cairncross, el extremo suroeste de bahía Field, y de nuevo otra serie en la cabecera sur de seno Icy, cerca de caleta Dinner, donde encontramos un fondeadero muy conveniente para buques pequeños. A través del seno Icy encontramos alguna dificultad para ingresar, ya que el canal estaba muy obstruido por el hielo.

Tres millas dentro de este seno la costa rocosa se hizo más empinada, y dos millas más lejos, donde el ancho no era más de ciento cincuenta yardas, las rocas se alzan perpendicularmente en cada lado hasta una altura de setecientos u ochocientos pies. Más allá de esta parte notable el canal se abre hacia una cuenca de alrededor de media milla de diámetro, delimitada por un glaciar inclinado, del cual inmensas masas de hielo se desprenden frecuentemente, cayendo con un ruido como la descarga de una andanada de un buque, levantando una espuma de agua con una violencia terrible.

Cuando entrábamos a la cuenca, fuimos sorprendidos por un estruendo repentino, ocasionado por la caída de una de esas avalanchas, seguido por ecos que resonaban en torno a la cuenca y entre las montañas. Nos quedamos media hora después esperando por otra caída, pero no fuimos satisfechos. Se escucharon varias a la distancia, probablemente en lo alto de las paredes del glacial. La inspección del seno Icy nos ocupó hasta el anochecer, cuando regresamos a la goleta.

Durante nuestra ausencia, los indios habían visitado de nuevo el Adelaide, el mayor número de los cuales eran desconocidos. También habíamos visto un grupo en una canoa cerca de monte Woodcock, que estaban apaleando lobos, que estaban muy ocupados en su objetivo como para prestarle atención a cualquier otra cosa.

El día 16, habiendo concluido la etapa de nuestra ausencia, dejamos bahía Dighton en nuestro regreso; en la noche fondeamos en bahía San Nicolás, y al día siguiente llegamos a puerto del Hambre.