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1828.
LAS ÓRDENES DEL COMANDANTE STOKES - BAHÍA INÚTIL.

esas peligrosas y expuestas costas que él pudiese investigar, con los medios que disponía, y yo zarpé, en el Adelaide, a explorar el supuesto canal San Sebastián. Al comandante Stokes se le dio toda la autoridad discrecional para actuar a su antojo, en beneficio del servicio; pero tenía órdenes estrictas de regresar a puerto del Hambre por el 24 de julio, cuando esperaba mover el Adventure a otra parte del Estrecho, y volver a comenzar las operaciones con los primeros días de la primavera, si el invierno no hubiese sido apto para nuestro trabajo.

Habiendo cruzado al sur de punta Boquerón, nos dirigimos, el 13 de marzo, hacia el NE (en cuya dirección se extendía la abertura), a no mucha distancia de la costa norte; detrás de la cual la tierra parecía elevarse gradualmente hasta la cima de una gran cadena de meseta, que terminaba cerca la Primera Angostura, parecida a la que se encuentra en las inmediaciones de cabo Gregorio. Estaba habitada; porque aquí y allá observamos el humo de fogatas, quizás deseando invitarnos a que desembarcáramos.

El lado sur de la abertura parecía (después de formar una pequeña bahía en cabo Nose) extenderse en dirección paralela a la costa norte de la bahía, por tres o cuatro leguas, donde descendía bajo el horizonte. Ninguna orilla tenía alguna abertura o ensenada en su linea costera, del porte suficiente para proteger siquiera un bote; por lo que una nave atrapada aquí, con un temporal del suroeste, habría tenida poca posibilidad de escapar; a menos que existiera un canal, el cual, por la quietud del agua y la completa ausencia de corriente, teníamos muy poca esperanza. Las sondas variaban entre veinte y treinta brazas, y el fondo parecía ser de conchas, probablemente cubriendo un sustrato de arcilla o arena. Al detenernos, apareció un pequeño pedazo rocoso, que parecía el término de la costa norte, y nuevamente nos entusiasmamos con la expectativa de encontrar un paso; pero en menos de media hora después, la bahía se vio claramente que estaba cerrada por tierras bajas, y el pedazo rocoso resultó ser una masa aislada de roca, cerca de dos millas hacia el interior. Como todas las personas a bordo estuvieron satisfechas de la no existencia de algún canal, viramos para regresar, y