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Ene. 1828.
BELLACO - RIO GALLEGOS.

estado levantando toda la costa entre puerto Deseado y el cabo Vírgenes, y que los últimos diez días había estado detenido en Río Gallegos por fuertes temporales de viento. Había sondado alrededor, y establecido la posición de la roca Bellaco, o bajo San Esteban, la existencia del cual había estado por tanto tiempo en duda. Había visitado y levantado parcialmente los puertos San Julián y Santa Cruz, además de bahía Coy, y había hecho casi un levantamiento completo de Río Gallegos, que resultó ser un río grande y rápido, en cuya entrada se forma un espacioso puerto: en lugar de estar bloqueado por un montículo de guijarros de cuatro o cinco pies sobre el nivel del mar, y teniendo tan poca corriente como para que escapara de la atención del Sr. Wedell mientras caminaba a lo largo de la playa.*[1] El cabo Buen Tiempo es tan notable, y está tan bien ubicado en la carta, que el Sr. Wedell, en su búsqueda del río, debe haberse engañado muchísimo a sí mismo. Diría que debe haber confundido el barranco descrito en mi anterior visita, ya que es la única parte que concuerda con su descripción: no podía ser bahía Coy, porque esa entrada, aunque de menor importancia, tiene una amplia comunicación en bote con el mar.

El comandante Stokes describe la marea en el fondeadero, dentro de la boca del Gallegos, como tirando a una razón de cinco nudos, y subiendo cuarenta y seis pies. Por el informe del Sr. Wedell, él estuvo a punto de pasar sin investigarlo, pero como el tiempo estaba muy bueno, decidió ir en su bote y esclarecer la verdad de esa descripción. Pronto fue evidente que el río era grande, y, regresando a su buque, no perdió tiempo en fondearlo dentro de la entrada, donde soportó un fuerte vendaval del SO.

El Beagle dejó Gallegos el 23, y llegó a puerto del Hambre el 28, una travesía muy corta, ya que permaneció una noche y gran parte del día en bahía Gregorio, para comunicarse con los nativos. Cuando se aproximaba a la Primera Angostura, el comandante Stokes vio un bergantín, aparentemente al ancla, en cabo Orange, y suponiendo que o había encontrado un buen fondeadero, o estaba en peligro, gobernó hacia él.

  1. * Viajes de Wedell.