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Ene.1828.
BAJOS A LA CUADRA DE CABO BLANCO

cuerpo, por su boyantez y el mar que no rompe contra él, no sería fácilmente visto.

El 4, estando cerca de cien millas al NE de cabo Blanco, me comuniqué con el comandante Stokes, y le di indicaciones de dirigirse a puerto Deseado para observaciones cronométricas, y luego seguirme inmediatamente hasta el cabo Buen Tiempo o al cabo Vírgenes. Durante la noche tuvimos viento muy ligero, de modo que el Beagle avanzó muy poco. En la tarde, el cabo Blanco, una larga cresta con su cumbre horizontal, la tuvimos a la vista, del cual se dan buenas vistas en el viaje de Lord Anson. Navegamos hacia la tierra, y a las seis estábamos en dieciocho brazas, la colina rocosa en la extremidad del cabo se demarcaba S 10° E a trece millas; a las siete, la misma colina estaba a seis y media millas demarcándola al S 3° E, cuando observamos una línea de agua ondulante, que se extendía desde el este hasta tan lejos como podíamos ver en el horizonte sur. La profundidad era diecisiete brazas, pero a medida que avanzábamos gradualmente disminuyó a doce y diez, y pronto después a siete brazas, cuando el Beagle fue visto disparando sus cañones; pero si ellos estaban tratando de advertirnos de un peligro, o era una señal de su propio apuro, no lo pudimos establecer, por lo que viré hacia el viento para atravesarlo donde las ondulaciones parecían menos violentas. Cuando las pasamos no tuvimos menos de siete brazas, y entonces aumentó a doce y quince brazas. Ahora dispusimos de tiempo para ocuparnos del Beagle, y pronto vimos que sus señales fueron sólo para advertirnos, ya que había reanudado su navegación con todo el velamen posible.

Después de gobernar cuatro millas hacia el SE , nuevamente nos encontramos en medio de ondulaciones, en la que el agua disminuyó a seis brazas. Como ahora estaba obscuro, y no sabiendo como proseguir, disminuimos el velamen y ceñimos, por si el buque encallara lo hiciera con menos fuerza; pero felizmente pasamos sin ninguna nueva disminución de las sondas. Al pasar las ondulaciones, el Adelaide, que estaba bien estibado, se comportó bien.

El comodoro Byron pasó sobre estos bancos, los cuales describe como situados a una mayor distancia de la costa: fue para evadirlos que pasamos tan cerca de la tierra.