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Feb. 1827.
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NATIVOS FUEGUINOS

sus manos en el perro, ante lo cual la mujer opuso un grito deprimente; por lo que ante el rechazo, aumenté mi oferta. Rechazó desprenderse de él, pero me daría otros dos. Al fin, mis ofertas fueron tan considerables, que ella llamó a un niño que estaba en la tupida selva ( a la que había huido ante nuestra aproximación), quien era el dueño del perro. Se le mostraron los productos, y toda su gente lo animó a venderlo, pero el pequeño pilluelo no lo consintió. Ofreció darme su collar, y lo que recibió a cambio lo guardó en su pequeño canasto.

“Estas personas no muestran ningún agradecimiento por nuestros regalos. Cualquier cosa que se les ofrece la tratan de agarrar, dudando de obtenerla, aunque está tendida hacia ellos; y cuando la tienen en sus manos, inmediatamente la guardan, como si temieran que se les podría pedir su devolución.

“Una vez traté de descubrir si preferían algún color en particular, y con ese propósito les ofrecí tres collares de cuentas, negras, blancas y rojas; agarraron las tres, en su forma habitual, sin mostrar ninguna preferencia.

“Su pronunciación es áspera y gutural; no más de dos palabras, cuyo significado fue comprobado del todo, podríamos mostrar, “sherroo”, un buque, bote, o canoa, y “peteet”, un niño. Tienen una aptitud maravillosa para imitar los sonidos de las lenguas extrañas: ya sea una frase, aún de una docena de palabras, pronunciada claramente, y ellos la repetirán con la mayor precisión.

“Los únicos artículos para comerciar, además de los implementos y armas que emplean, son las pieles de lobo y de nutria; debería decir que la cantidad de peletería que se puede obtener de ellos sería insignificante como para completar la carga de un velero lobero”.

Durante los días siguientes el Beagle fue empleado en la más expuesta, menos conocida, y más peligrosa parte del Estrecho. Afortunadamente, fue favorecido por el tiempo, y llevó a cabo su objetivo sin lesiones o pérdidas, pero nunca reflexiono sobre esta parte del servicio sin un tributo interior de admiración a la audacia, habilidad y marinería del comandante Stokes, el teniente Skyring, y el Sr. Flinn.