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Abr. 1827.
EL BEAGLE REGRESA.

la tripulación del velero naufragado, con todos sus bienes personales, y la mayor parte de las pieles de lobo que habían curtido. Al cuarto día llegó de nuevo a puerto Gallant, zarpó de inmediato en el Beagle, y dos días después fondeó en puerto del Hambre.

El Prince of Saxe Cobourg, propiedad del Sr. Weddel (cuyo viaje hacia el polo sur es bien conocido), y comandado por el Sr. Matthew Brisbane, quien acompañó a Weddel en esa ocasión, zarpó de Inglaterra en el verano de 1826, en un viaje de caza de lobos. En las Shetland del Sur encontró un continuo mal tiempo, y fue asediado por una gran masa de hielo durante varios días, y recibió tanto daño que lo obligaron dirigirse a las costas fueguinas, y fondear en bahía Furia, a la entrada del canal Bárbara. Allí (16 de diciembre de 1826) fue lanzado a la playa por la furiosa fuerza de los williwaws, y naufragó. La tripulación, sin embargo, fue capaz de salvar la mayoría de las provisiones y pertrechos, así como sus tres embarcaciones. Levantaron carpas, y se establecieron en la costa, permaneciendo en angustiosa expectativa de la llegada de algún barco que pudiera socorrerlos, sin embargo pasaron días tras días, sin socorro.

Dos botes fueron enviados para buscar cualquier velero lobero que pudiese estar en la vecindad, pero después de quince días de ausencia regresaron sin éxito. En ese intervalo uno de los tripulantes, que había estado mucho tiempo enfermo, murió; y otro, al descargar sin cuidado un mosquete, hizo explotar veinte libras de pólvora, por lo cual resultó muy quemado. Tres hombres que se amotinaron, fueron castigados siendo enviados, cada uno a diferentes islas, con provisiones sólo para una semana.

Poco después otro bote fue enviado, el cual llegó a puerto Hope, pero no encontró allí ningún velero. Siete personas obtuvieron permiso del capitán (quien mantuvo en correcto estado la disciplina) para tomar el más grande de los botes balleneros, e ir hacia Río Negro. Previo a su partida se elaboró un contrato de acuerdo sobre la conducta general, el incumplimiento del cual iba a ser castigado dejando al infractor en la costa, dondequiera que ello pudiera suceder