DE CECILIA 67
medas por el rocío, mientras las de Marga- rita, suaves y pálidas semejaban los pétalos de una azucena que recibiera el beso perfu- mado de la noche.
Cecilia las distrajo pronto con su charla infantil y sus gracias.
Era una preciosa criatura, la hija de Mar- garita á quien se parecía en la pureza de las facciones, diferenciándose bastante en el tipo, que había heredado de su padre. Tenía qui- zás demasiado moreno el rostro, pero con ese color dorado y hermoso, peculiar á las razas de Oriente, á las que hubiera podido creerse que pertenecía; sus cabellos y sus grandes ojos eran casi azulados de tan ne- gros; su boquita de púrpura, sus mejillas aterciopeladas, sus cejas de seda, prometían una de esas bellezas extrañas é irresistibles, todas fuego, todas pasión.
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EL CUMPLEAÑOS DE CECILIA
El cumple- años de Cecilia tuvo que ser solemnizado según la omnipotente voluntad de don Pedro. Toda la familia fué á pasar el día á una preciosa quinta que los esposos Real poseían en villa Colón.