52 EL PADRINO
los corazones, prodigando aquí y allá espe- ranzas y decepciones, lozanía y decrepitud, lágrimas y sonrisas.
Han pasado seis años y los personajes de esta humilde historia han cambiado bastante, siguiendo el orden natural de la vida.
Eduardo Viñas ha terminado brillantemente sus estudios, tiene en sus manos un porvenir fácil y próspero, su nombre es ya conocido en todos los círculos científicos y sociales. .. y sin embargo, no es feliz,
Sus amores los ha roto hace tiempo y vive consagrado á sus estudios y á su trabajo. Su melancolía, su gravedad, le hacen aparentar mucha más edad de la que tiene.
Laura, su ex-novia, se ha casado. En rea- lidad no sintió mucho la ingratitud de Eduardo;sus relaciones amorosas, si podían llevar este nombre, habían llegado á ser in- tolerables, pues el joven la mortificaba con- tinuamente con celos y caprichos absurdos, que no tenían otro objeto que desahogar su constante mal humor. Así que cuando él le anunció que se retlraba porque «no se en- tendían » casi se felicitó de ello,
No tardó en hallar un hombre, lleno de mé- ritos, que la quiso con delirio, como ella an- siaba y merecía ser querida. Casóse con él y es una esposa modelo y una madre feliz.
No le guarda rencor á Eduardo. Con su