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DE CECILIA 19

habían alterado profundamente Ja salud de Julia, que solía pensar con espanto en lo qué sería de sus hijos si ella llegaba á morir,

Por eso la inesperada petición de la mano de Margarita por don Pedro Real, la hizo meditar profundamente y llegó á la conclu- sión de que rechazarla sería una verdadera locura. ?

El novio no era ciertamente un hombre se- ductor, pero sí un buen partido, en el signi- ficado que se da generalmente á esta pala- bra; y la viuda de Gómez tenía bastante ex- periencia para no comprender que los bue- nos partidos se presentan muy rara vez á las niñas pobres y menos cuando, como sucedía á las suyas, tienen la desgracia de verse convertidas en obreras y llevan sobre su frente, aunque inmerecido, un estigma, como lo era el recuerdo de la degradación de su padre.

Casada Margarita, Julia podía morir tran- quila respecto al porvenir de todos sus hijos, pues Real además de ser muy rico tenía fama de generoso; así que la pobre madre sólo tuvo motivos para felicitarse de aquella pro- posición de matrimonio.

Faltaba el consentimiento de Margarita y sobre este particular, Julia, anque la acon- sejó prudentemente, no quiso ejercer presión alguna sobre su ánimo.