DE CECILIA 17
fortuna heredada de sus padres, poco tiempo antes de su casamiento; pero como no tenía carrera ni oficio ni aún la santa costumbre del trabajo, nada halló más agradable que derrochar alegremente aquella fortuna que tan poco le había costado adquirir. Domi- nado por la pasión funestisima del juego,per- dió en él grandes cantidades y en pocos años se vió reducido á la mayor pobreza. Los padres de Julia que al casarla con un hombre rico, habían creído asegurar su felici- dad, murieron de pena; pero la valiente es- posa no desmayó ante tantos reveses.
Sus padres la habían enseñado á trabajar y cuando vió que poco ó nada tenía que es- perar de su marido, se puso á la obra con ardor.
A imitarla Ernesto, tal vez hubieran podido recuperar algo de lo perdido ó á lo menos hacer no tan sombrío el porvenir de sus hi- jos; pero Ernesto era un calavera dotado de muchos vicios y pocas virtudes, así que en lugar de dedicarse al trabajo siguió la fatal pendiente, ganando unas veces, perdiendo las más é imponiendo á su desdichada familia todo género de privaciones que el trabajo de Julia y el de sus hijos Rodolfo y Margarita, en cuanto tuvieron edad para ello, apenas lograba disminuir.
Y como si esto no fuera bastante Julia tu-
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