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Cortés engaña y roba a sus secuaces. Del increíble botín, jamás visto junto por un europeo, aparta el 20% para “La Hacienda Real” o quinto real, otro 20% para él, argumentando que él había hecho muchos gastos para la expedición. Guarda para sí otro 20% “que promete entregar” a Velázquez y los inversionistas de Cuba, cosa que nunca hizo. Reparte un 20% entre los Capitanes: Alonso Hernández Portocarrero, Diego de Ordás, Francisco de Montejo, Francisco de Morla, Francisco de Salcedo, Juan de Escalante, Juan Velázquez de León, Cristóbal de Olid, Gonzalo de Sandoval y Pedro de Alvarado. Y dejó para todos los demás expedicionarios otro 20%, lo cual significó tan solo 100 pesos oro para cada uno, motivo por el cual se inició otro de los tantos motines que tuvo Cortés con su gente, por su permanente actitud de engaño y traición.

“Les dieron a los españoles bandereas de oro,
bandereas de pluma de quetzal,
collares de oro”.
“Se les puso risueña la cara,
se alegraron mucho,
estaban deleitándose”.
“Como si fueran monos levantaban el oro,
como que se sentaban en ademán de gusto,
como que se les renovaba y se les iluminaba l corazón”.
“Como que cierto es que esto anhelan con gran sed.
Se les ensanchaba el cuerpo con eso.

Y las bandereas de oro las arrebataban ansiosos,

las agitaban de un lado a otro,
las ven de una parte y de la otra.
Están como quien habla lengua salvaje;
Todo lo que dicen, lengua salvaje es”.
Fray Bernardino de Sahagún.

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