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MIS CONTEMPORÁNEOS.

Hubo un tiempo en que la Dirección del Tesoro no podía vivir sin él.

Pudo decir parodiando al gran rey: «¡El Tesoro soy yo!»

Con esa figura y ese lenguaje que lleva la convicción á cualquiera, y esa facilidad de apoderarse de las gentes, hará cuanto se proponga, decía un compañero suyo en las Cortes.

— Desengáñese usted — le dije — para todo eso se necesita el talento natural, la mundología, que sacan ya aprendida del vientre de su madre los españoles, más inteligentes uno á uno que todos los franceses juntos.

Y siendo así, Cadenas hubiera llegado á ser lo que es, aun siendo más feo que el Marqués de Vinent, ¡que es un colmo!