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MIS CONTEMPORÁNEOS.

porque España en este caso, como en otros muchos, ha esperado á que Europa le dijera lo que tenía en casa.

No hace muchas noches que Pompeyo Gener y yo encontramos en el boulevard á Campoamor, recién llegado de España. Le presenté á Gener. El poeta de las Doloras no salía de su asombro; creía, antes de conocerle, que Gener era un viejo. ¡Naturalmente! Los conocimientos que revela La Muerte y el Diablo, hacen presumir que su autor es un hombre envejecido en las bibliotecas.

Nada de eso; como Menéndez Pelayo, sabía, al empezar la vida, mucho que ignoran algunos vejestorios ilustres; solamente que al revés que Menéndez Pelayo, Pompeyo Gener es liberal, excesivamente liberal. Acaso por eso no le hemos deificado en España.

Su libro, ya famoso, le abrió las puertas del gran mundo literario de París. De él se ocuparon con elogio, en periódicos, revistas y cátedras, Dermesteter, Perrot, Monod, Richepin, Maspero, Stupuy, André Lefevre, Bigot, Smith, Halevy y otros varios hombres eminentes. Su país natal, Barcelona, va á rendir tributo de admiración al compatriota, y la casa editorial de Verdaguer prepara una edición española del libro.

Gener es un modelo de actividad, que yo, que pretendo tener alguna, no me cansaría de estudiar nunca.

Para él se hizo aquella frase española de que entre el día y la noche no hay pared. La potencia cerebral de este hombre debe de ser extraordinaria. Días hay en