bre que va á la fotografía recien peinado y con tres placas en el pecho.
Mis retratos, bocetos, fotografías ó pasteles, son obra de una discreta observación, sin prevención contra nadie ni adulación para ninguno.
Algunos han sido escritos antes en francés que en castellano, por lo que resulto traductor de mí mismo. Otros pienso traducirlos del castellano al francés, que es como volverles el forro. De este modo les hago viajar y correr el mundo conmigo, en lo cual ni ellos saldrán perdiendo de la propaganda ni yo de la honrosa compañía.
Escritor en dos lenguas, acaso no hablo bien ninguna; pero así puedo disculparme de la una con la otra y repetir, con un colega que se halla en mi caso, y á quien el médico dijo en cierta ocasión:
— Tiene usted hoy la lengua irritada.
No importa — dijo él — porque hoy es la francesa.