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Ricardo Palma

muerte, á Domingo Romo, padrastro de la última, y asiládose en la iglesia mayor.

Licuados los trámites para obtener la extradición del reo que se acogiera á sagrado, el gobierno secular inició contra Valverde causa por asesino, á la vez que la Inquisición lo enjuiciaba por perjuro, reclamando los quinientos morlacos que rezaba el documento.Valverde se defendió en regla. Dijo que del tenor literal de la escritura no resultaba que él se hubiese obligado á no embriagarse, sino á no hacerlo con chicha ni con vino; pero que estaba en derecho para emborracharse con aguardiente, licor que empezara á consumir en abundancia desde el día en que se impuso la obligación de renunciar á los otros de que antes fuera devoto.

Hubo la mar de declaraciones. Todos los testigos convenian eu que era Valverde borracho habitual; pero no hubo bodegonero, expendedor de vino, ni chichera que declarase haberle vendido zumo de parra ó de maíz. Item, en lo corrido de año, nadie le había visto fumar ni un cigarrillo.

Esto nos trae á la memoria la historieta del alemán borrachín á quien su mujer rogaba que no consumiese cerveza, y él la ofreció solemnemente que con el último día del año tomaría la última chispa de licor amargo. En efecto, el 31 de Diciembre, poco antes de las doce de la noche, se presentó ante su costilla en temporal deshecho, y la dijo: Permita Dios que reviente antes que cerveza beba.

Año nuevo, vida nueva......

Desde mañana... ¡aguardiente!

El padre Vega Loayza, que era el juez en el proceso inquisitcrial, sc convenció de que estaba perdiendo su tiempo y su latín, y sobreseyó en la causa de perjurio, si bien el juez secular condenó á Valverde á sólo cinco años de cárcel por haber descalabrado al marido de su suegra, parentesco que de suyo constituía motivo atenuante del homicidio.