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Mis últimas tradiciones

UNA CAUSA POR PERJURIO El 21 de Mayo de 1606 se presentó ante un escribano de la imperial villa de Potosí un mestizo nombrado Diego de Valverde, natural de Lima y de veinticinco años de edad, recientemente casado con Catalina Enríquez, de dieciocho años, nacida en Potosí é hijastra de Domingo Romo, espafiol, marido de Leonor Enríquez, solicitando que se extendiese una escritura por la cual constara que juraba á Dios y á una cruz, pucsia la mano sobre los santos Evangelios, que se obligaba á no fumar tabaco y á no beber chicha ni vino durante dos años, bajo pena de que, si en ese lapso de tiempo quebrantaba el juramento, se le tuviese por infame perjuro, y comprometido á pagar quinientos pesos, de plata ensayada y marcada, para sustento de los presos en las cárceles del Santo Oficic. Extendió el cartulario la escritura, firmándola Valverde y suscribiendo como testigos Domingo Romo (el marido de la suegra), Rodrigo Pérez y Alonso Donayre.

Este documento, que á la vista he tenido para extractarlo, se encuentra en un tomo de manuscritos de la Biblioteca de Lima que lleva por título Papeles de la Inquisición.

No había aún transcurrido un año cuando, el 2 de Abril de 1607, se presentaron ante el padre Antonio de Vega Loayza, jesuita y comisario del Santo Oficio en Potosí, dos mujeres llamada Leonor, Enríquez, de treinta y seis años de edad, y Catalina Enríquez, de diecinueve años, suegra la primera y esposa la otra de Valverde, acusando á éste de que, en plena borrachera, había dado una pedrada, que le ocasionó la