Página:Mis últimas tradiciones peruanas y Cachivachería (1906).pdf/82

Esta página no ha sido corregida
74
Ricardo Palma

á los ricachos mineros á remunerar el rudo trabajo de los peone, con un pequeño aumento de salario.

El excelentísimo señor conde de Lemos, virrey del Perú, que era un gallego con cabeza de cocobolo, desaprobó el procedimiento de su señoría el Gobernador y le ordenó que, en el término de la distancia, se presentase en Lima á dar cuenta de sus actos, entregando el gobierno de la villa á don Diego de Ulloa, del hábito de Santiago, y tan gallego como su excelencia.

Era el de Ulloa un viejo escuchimizado y carantamaula, el cual, según la voz pública, andaba muy bien de capitales, como que tenía los siete pecados.

En cuanto á talento administrativo parece que no tenía muchos sesos en la sesera, y sí mucho aserrín y virulas.

Llevaba don Diego casi dos años de gobierno en Potosí, donde por sus arbitrariedades, codicia y corrupción se había conquistado universal odiosidad, cuando por correo de brujas se supo que á Lima había llegado una real orden desaprobando la destitución de Oviedo, y disponiendo que volviese al gobierno de la imperial villa. El mismo correo de brujas trajo también la nueva de que el virrey conde de Lemos era ya alma de la otra vida.

Oficialmente no se tenía por la autoridad la menor noticia, ni nadie había recibido en Potosí carta en que ambas novedades se comunicasen; pero el pueblo creía tan á pie juntillas en la veracidad del correo de brujas que una noche se echaron grupos á recorrer las calles, quemando cohetes y dando vitores á Oviedo.

Asomose don Diego de Ulloa al balcón para informarse de lo que motivaba tamaño alboroto, é instruído de la causa echó uu valecuatro, y continuó: —Ya pueden ustedes, grandisimos borrachos, dejarse de bullanga y largarse á sus casas, antes que me atufe y haga una gallegada como mía. Esperen ustedes á su mentecato Oviedo como esperan los judícs al Mesías, que ese mamarracho volverá de Gobernador el día que lluevan cuernos sobre mi cabeza. (Nota bene. —Su señoría militaba en el gremio de los solterones y era pescador de an-