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nos da una prueba clásica de amor, desmembrando nuesti o territorio en provecho de su Colombia. Porque era él fuerte y nosotros impotentes, nos quita Guayaquil, que durante doscientos veinte años había formado parte integrante del Perú. Sin más razón que la del rey de las selvas, guia nominar leoy nos despoja del mejor astillero del Pacífico. ¿Qué importa el ultraje al uti possidetis? Por derecho de conquista, nos arrebata nuestra propiedad: y antes de ayudarnos á alcanzar la Independencia cobra por anticipado, con ese inicuo despojo, el precio de su auxilio.

Resuelto ya á trasladarse al Perú, azuza con infernal maquiavelismo nuestras contiendas domésticas. Juzgúese por el siguiente fragmento de la carta que escribió Bolívar al señor Mosquera, ministro por entonces de Colombia en Lima:

«Es preciso trabajar por que no se establezca nada en el Perú, y el modo más seguro es dividirlos á todos. Me parece » excelente la idea de ofrecer el apoyo de la división de Colombia para que disuelva el Congreso. Es preciso que no exista ni simulacro de gobierno, y esto se consigue multiplicando el número de mandatarios y poniéndolos á todos en oposición. A mi llegada á Lima debe ser el Perú un campo rozado »para que yo pueda hacer en él lo que convenga.»

Después de leer ese maquiavélico fragnáento de carta, ¿hay corazón peruano que no se agite de indignación? 'Bolívar, el gran Bolívar, explotando nuestras desventuras! ¡Soberbio americanismo el suyo!

No quiero hablar, i>or no ennegrecer el cuadro, de los propósitos que, en daflo del Perú, lo animaron al crear la república de Bolivia, con una demarcación territorial calculada para que, entre ambos países, existiese siempre una manzana d.e discordia. A Bolívar, exclusivamente, debemos la eterna cuestión aduanera que hoy mismo preocupa á los dos gobiernos.

¡¡¡La generosidad de Bolívar!!! Gran generosidad la del que constantemente nos echaba en rostro el auxilio que nos prestó, como si al afianzar la Independencia del Perú no hubiera Colombia afianzado la propia. El ministro de relaciones exteriores de esa República, en los oficios que el año 28 cambió con el