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el pueblecito de la Magdalena, residencia veraniega del Libertador, platicando con éste sobre asuntos del servicio público. Invitólo su Excelencia á almorzar. [1]

Para Bolívar y sus áulicos era una convicción que la muerte de Monteagudo fué obra de la Logia republicana. Quizá Sánchez Carrión fué una víctima inocente; tal vez no conoció siquiera el plan de asesinato tramado por algunos de sus compañeros, asustadizos ó impacientes.

Desde el día del siniestro desayuno, la vigorosa salud de Sánchez Carrión empezó á decaer, y el 25 de Febrero pasó un oficio al gobierno, anunciando que se hallaba gravemente enfermo é imposibilitado para atender al despacho del ministerio. El general don Tomás Heres, por orden del Libertador, le contestó con frases de estricta cortesía.

Preparándose Bolívar para emprender su paseo triunfal al Sur, expidió, con fecha 9 de Abril, el decreto siguiente:

Considerando; que el Ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores Dr. D José Sanchez Carrión se halla gravemente enfermo, he venido en decretar y decreto: El Consejo de Gobierno se compondrá, interinamente y mientras dura la ausencia del Gran Mariscal D. José de La Mar, del Dr. D. Hipólito Unanue, quien ejercerá también interinamente la Presidencia del Consejo, siendo Vocales los Ministros, general D. Tomás Heres y Dr. D. José María Pando, hasta que restablecido el Dr. Sanchez Carrión vuelva a encargarse del despacho e su Ministerio.

Desde que Sánchez Carrión cayó enfermo, era voz general que había sido envenenado. ¿Por quién? Nadie se atrevía á decirlo.

Uno de los tres médicos que asistían al doliente, el coronel Moore, cirujano inglés, designó el mismo tratamiento que se emplea para combatir una intoxicación; y sus colegas, lejos de combatir su opinión, se sujetaron á ella.

La ciencia alcanzó, por el momento, á salvar á Sánchez Carrión.

Entrado en el período de convalescencia, los facultativos le aconsejaron que, dando de mano á los asuntos públicos, cambiase el temperamento de Lima por el de Lurín.

Cuando, en los primeros días de Junio, se hizo notoria la

  1. No hacemos hincapié en este detalle. El general Mosquera, en la polémica que suscitó este escrito, refiere de distinta manera los pormenores: pero, en lo principal, viene á quedar completamente de acuerdo con nosotros.