Página:Mis últimas tradiciones peruanas y Cachivachería (1906).pdf/564

Esta página ha sido corregida
556
Ricardo Palma
IX


Pasemos á examinar el proceso seguido al asesino.

La primera medida de la autoridad fué poner presos al farmacéutico don Santos Peña y al cirujano don Francisco Román, que se hallaba de tertulia en la botica de aquél; porque, habiéndose perpetrado el crimen frente al establecimiento de Peña, era razonable presumir que algo hubieran visto ú oído; pero, pasados ocho días, se dispuso su libertad, pues ambos probaron haber estado ciegos y sordos. Además eran dos hombres honrados y bonachones, incapaces de mezclarse en barullos políticos.

El puñal encontrado sobre el cuerpo de la víctima debía conducir al descubrimiento del criminal. Bolívar se fijó en que era nuevo y recientemente afilado.

Convocados los cuarenta y tres barberos que en la ciudad había, Jenaro Rivera reconoció el puñal, y dijo que el día 26 fué á su tienda, situada en la calle de Plateros de San Agustín un negro, como de veinte años de edad, y le pagó un real porque afilase dicha arma; que ignoraba su nombre, pero que, si le veía, podría señalarlo.

Promulgóse inmediatamente bando convocando á los hombres de color para que, á las doce de la mañana del 30, se presentasen en el patio del palacio, conminando bajo severas penas á los que no concurriesen.

Así fué apresado aquella mañana Candelario Espinoza, negrito claro, de diecinueve años de edad, y que había sido soldado de caballería en el ejército patriota. A esa edad contaba ya otro asesinato y, varios robos.

Pocas horas después, la policía aprehendía á Ramón Morcira, limeño como Espinoza, esclavo, zambo, y de veintidós años.

Este declaró que Espinoza lo había comprometido para practicar un robo en la calle de la Trinidad; que encontraron por San Juan de Dios á un caballero muy bien vestido, y que