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nico; ó uno de los Príncipes de la casa de Austria con las mismas condiciones y requisitos.

2.ª En caso de que los comisionados encuentren obstáculos insuperables por parte del Gabinete británico, se dirigirán al Emperador de la Rusia, como el único poder que puede rivalizar con la Inglaterra. Para entonces estén autorizado los enviados para aceptar un Príncipe de aquella dinastía ó algun otro á quien el Emperador asegure su protección.

3.ª En defecto de un Príncipe de la casa Brunswick. Austria ó Rusia aceptaran los enviados alguno de la de Francia y Portugal; y en último recurso podrán admitir de la casa de España al duque de Luca, sujetándose en un todo á las condiciones expresadas, y no podrá de ningun modo venir acompañado de mayor fuerza armada.

4.ª Quedan facultades los enviados para conceder ciertas ventajas al gobierno que más nos proteja, y podrán proceder en grande para asegurar al Perú una fuerte protección y para promover su felicidad.

Y para su constancia lo firmaron en la sala de sesiones del Consejo, á 24 de Diciembre de 1821, en la heroica y esforzada ciudad de los Libres.

José de San Martín,
El Conde del Valle de Oselle,
El Conde de la Vega del Ren,
Francisco Javier Moreno,
Francisco Javier de Echagüe,
El Marqués de Torre Tagle,
Hipólito Unanue,
El Conde de Torre Velarde,
Bernardo Monteagudo.


Mientras se mendigaba en Europa un monarca para el Perú, San Martín y su ministro trabajaban infatigablemente para que el futuro rey encontrase ya bien aclimatado el elemento monárquico. No fué otro el objeto que se tuvo en mira al crear la Orden del Sol, dividida en tres categorías. Ella era el molde en que iba á fundirse una nueva aristocracia, que, en cuanto á la antigua, un decreto había declarado subsistentes los títulos de condes y marqueses, haciendo sólo ligeras alteraciones heráldicas en escudos y blasones.

Como auxiliar poderoso para la propaganda de la idea monárquica, estableció Monteagudo la Sociedad Patriótica de Lima, adornándola con ciertas formas de asociación literaria. El presidente de la Sociedad era Monteagudo, el vice-presidente Unanue, y el secretario Mariátegui. En ella los republicanos estaban en minoría.

El canónigo don José Ignacio Moreno, hizo la apología de los gobiernos monárquicos, en un discurso preparado ad hoc: pero encontró un adversario formidable en otro sacerdote, el