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Cachivachería

pañola parecerán mejor, como ya sucede en todas las naciones cultas de Europa, si se reducen al ritmo majestuoso de »su composición musical, con carencia absoluta de palabras; pero si á la composición musical acompaña la literaria, será »cosa digna de todo elogio que las ideas que contenga se amol»den más á los elevados conceptos de que están imbuídos el » Himno de los Boers y el Himno de los Estados Unidos, que á las jactancias pueriles de valor ó de fortuna, que en el cam»po de los hechos suelen correr mil difíciles vicisitudes.» Respeto el criterio del señor Pérez de Guzmán sobre éste y otros puntos de su artículo; pero no puedo ni debo dejar sin refutación aquello en que contradice ó niega la veracidad ó exactitud de mis datos. Ignoro á qué fuentes de consulta histórica habrá acudido el señor Pérez de Guzmán para contradecirme.El autor del artículo en que me ocupo parece ignorar que cuando á principio de Julio de 1821 abandonó Lima el virrey Laserna dejó las fortalezas del Callao con pequeña guarnición al cargo de La Mar, y que desde Agosto las tropas de San Martín, posesionadas de la capital, establecieron el sitio que duró casi mes y medio. El general Canterac emprendió marcha con una división, desde el valle de Jauja, para proteger á los sitiados; pero estando ya á inmediaciones del Callao efectuó una desastrosa retirada, que bastó para desalentar á los de las fortalezas, y que hizo precisa la capitulación.

Si al señor Pérez de Guzmán se le despierta curiosidad por conocer detenidamente este episodio de la guerra separatista, le recomiendo la lectura del San Martin, libro de gran interés histórico, del cual es autor el general Bartolomé Mitre y que existe en la Biblioteca de Madrid. Allí encontrará noticías que no se diferencian de las mías, sobre el himno nacional, y pormenores sobre lo que, la llistoria de mi patriase conoce con el nombre de primer sitio del Callao. Después de la capitulación ajustada por La Mar, en Septiembre de 1821, permanecieron los castillos enarbolando la bandera republicana hasta 1823, en que, por cuestión de falta de pagas á las tropas se sublevó el sargento Moyano, y vino Rodil á encargarse del mando del Callao y sus fortalezas.