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Cachivachería

OACHIVACHERIA 521 ráneos ó de amigos personales; sobre todo cuando, como refutación al librejo, creo haber escrito lo suficiente para que mis lectores se formen cabal concepto del espíritu jesuítico encarnado, como sútil ponzoña, contra la libertad y la república, en esas 219 paginitas.

Del fondo de una sociedad pervertida en su fe por la superstición, y en una edad anarquizada, en su dogma, por las herejías, se levantó, al par de la Inquisición, con su hoguera y sus verdugos, una institución mitad militar, mitad religiosa, con todos los vicios del campamento y todas las sutilezas del claustro, con toda la hipocresía arrancada á su fundador por los terrores de un libertinaje salvado á la muerte en las alucinaciones de un sistema nervioso ya gastado.

Esa institución formada por un desertor, debía convertirse en el poder más tenebroso y absorbente. La espada caída en las puertas del hospital de Pamplona, debía transformarse en el puñal de Ravaillac; y la sangre de la herida de Loyola debía de servir para confeccionar el chocolate de Ganganelli.

Esa institución, como asociación religiosa es una blasfemia contra las doctrinas del Evangelio; como sociedad civil, es una amenaza ai hogar y á la propiedad; como cuerpo político, es un complot permanente contra la libertad de los pueblos y la estabilidad de los gobiernos. Ese monstruo, abortado por una decadencia de fe y corruptela de nobleza; ese antro que fué refugium peccatorum de los libertinos hastiados y de los am biciosos decepcionados, es lo que, por sarcástica ironía, șe llama Compañía de Jesús!...

Gobiernos y pueblos, familia é individuo, á todos hiere, á todos alcanza ese Moloch esclavizador de las conciencias, esa divinidad de las tinieblas llamada jesuita. Consentir que se adueñen de la juventud, autorizándolos para la enseñanza en los colegios, es renunciar al porvenir de la patria y renegar del progreso.

Si los jesuitas son tan útiles y tan buenos, ¿por qué se les expulsa de todas partes? ¿será por su virtud y santidad? Y, ¿por qué ha de ser el Perú, cuyas puertas les cierra una ley vigente, el Ceuta de los expulsados, el cuartel general donde se der cita esos fatídicos buhos para continuar en sus funes-