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Cachivachería

VIII 517 Veamos cómo trata el padre Cappa á los prohombres de la Independencia.

Pasando por alto que á La Mar, (página 184) lo llama á todas luces inepto; que de Riva—Aguero dice que nunca oyó silbar una bala, y que, sin embargo, fué gran mariscal; y que unos pícaros de aquí y otros pícaros de allá, poseedores de títulos de la antigua deuda española, fueron los promovedores de la toma de las islas de Chincha en 1864, y otras difamaciones calumniosas ó inconvenientes en un texto, contraigámosnos sólo á lo más culminante é intencionado, por la tendencia y espíritu que en el historiador dominan.

Hablando de Monteagudo, dic: : —«Era Monteagudo irrci gioso, inmoral, pérfido y aleve.»—¡Cuánto derroche de calificativos! Los jesuitas tienen bien sentada su fama de derrochadores de insultos. Es lo único que derrochan.— Era hijo de un pulpero de Chuquisaca y de una esclava.»—Esto no puede pasar en un libro de texto; porque á los escolares no se les debe enseñlar mentiras crasas.

En 1879 (y con motivo de la polémica histórico—continental á que un estudio nuestro sobre Bolívar dió motivo) el gobierno argentino hizo seguir una información sobre el nacimiento de Monteagudo. esa informac resulta que nació en Córdoba del Tucumán, por los años de 1785, que fué hijo de don Miguel Monteagudo Labrador de Roda, natural de Cuenca, en España, capitán de milicias en Buenos Aires cuando la invasión inglesa, quien casó con doña Catalina Cáceres, de cuyo matrimonio tuvo por hijo al doctor don Bernardo Monteagudo Estos datos constan en el testamento del dicho ex·capitán de milicias que, original, se encuentra en poder del general y literato don Bartolomé Mitre.

Dos historiadores bonaerenses, Pelliza y Fregueiro, publican, en sus libros sobre Monteagudo, otros documentos que apoyan la información oficial á que nos acabamos de referir,