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Ricardo Palma

sábado; por haber vuelto, al morir, la cara á la pared; por lavarse, por la mañiana, los brazos hasta el codo; por pasar sobre la uña la hoja de un cuchillo; por hacer ascos al vino; por separar el gordo del tocino; por poner, en sábado, sábanas limpias en la cama; por poner sobre el hombro de un hijo la mano con los cinco dedos extendidos; y, en fin, largo espacio ocuparía seguir extractando un edicto que el lector, curioso por conocerlo íntegro, encontrará en la Biblioteca Nacional.

Lo más infame de este edicto era la obligación que se imponía á los hijos de denunciar á los padres, abominación de la que, para mengua de la humanidad, no faltaron casos.

Y á ese Tribunal sanguinario, feroz, fanático é inmoral, es á lo que el padre Cappa Ilama institución santa y bienhechora!!

Tiene razón. La Compañía de Jesús y la Inquisición son hermanas gemelas. Tal para cual. Que echen raíces en el Perú los jesuitas, y su hermanita vendrá, no precisamente en la forma antigua, sino en otra más hipócrita. ¡Quién sabe si, por esta refutación, me quemarán un día en estatua y huesos! Sea todo por Dios.

Y va de tradición: Cuentan que el padre Esteban Dávila, que fué uno de los cinco primeros que trajeron á Lima la lepra del jesuitismo, mantenía una de dimes y diretes con fray Diego Angulo, comendador de la Merced, sacerdote que tenía el cabello de un rubio azafranado. Fijándose en esta circunstancia, le dijo en cierta ocasión el jesuita: —Rubicundus erat Judas.A lo que el mercenario limeño contestó sin retardo: — Et de Societate Jesu.

VI No todo ha de ser seriedad y entrecejo y bilis. Hay en el librejo temas de que no puede ocuparse la crítica sino humorísticamente. Escogeré cuatro ó cinco, que para muestra basta un botón Critícolos, más que por lo que ellos en sí expresan, por el solapado propósito que encarnan de establecer comparaciones entre el pasado y el presente.

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