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Cachivachería

Podía imaginarse el lector mayor impudencia? Pues ahí está en letras de molde.

Afortunadamente, aunque muchos documentos originales de la Inquisición han desaparecido del Archivo Nacional, quedan los suficientes para probarle al padre Cappa que, sólo en Lima, quemó la santa y bienhechora treinta prójimos vivos, y catorce en estatua y huesos, contándose entre los achicharrados dos mujeres; y que el número de los sentenciados á azotes, galeras y demás penas, ascendió á cuatrocientos cincuenta y ocho.

¡Vaya una bienhechora! Ni los paganos desenterraron jamás cadáveres para castigarlos con la hoguera.

Los bárbaros hacen á sus divinidades ofrendas de carne humana: y la santa, la civilizada, la católica Inquisición, insulta á un Dios todo amor y misericordia, brindándole también el sacrificio de humanos seres.

Además, la Inquisición hacía imprimir en folletos la relación de cada auto de fe, con el extracto de la causa seguida á cada reo. Y de estos folletos se conservan no pocos, en Lima.

Quien tenga flema para leerlos, verá por cuán ridículas acusaciones se aplicaban penas severísimas.

No podrá negar el padre Cappa la autenticidad del llamado Edicto de las delaciones que en el tercer domingo de Cuaresma se promulgaba anualmente en nuestro templo de Santo Domingo, fijándose luego, en carteles impresos y con el sello del Tribunal, en la puerta de todos los templos de Lima. En la antigua Biblioteca Nacional se encontraban (y abundan las personas que los vieron) los edictos promulgados en 1721, 1738, 1742 y 1809. También Llorente, en su historia de la Inquisición, los publica. El cartelón que se pegaba en la cancela ó puerta de las iglesias, llevaba esta terrible nota manuscrita: —Nadie lo quite, so pena de excomunión.

Para solaz de nuestros lectores, extractaremos del edicto algunos de los crímenes, por los que se corría peligro de trabar relaciones íntimas con la penca ó con la hoguera.

Erase hereje judaizante, por ejemplo, por haber negado que las campanas fuesen las trompetas del Señor; por ręcilar los salmos sin agregar gloria Patri; por ponerse camisa blanca en 33