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Ricardo Palma

dependencia. Copioso archivo de documentos inéditos ha tenido á su disposición el autor, para rectificar no pocos errores sustanciales en que, desde los prodromos de la revolución sudamericana hasta su triunfo providencialmente definitivo, han incurrido los historiadores contemporáneos.

Nuestro fin al borronear este artículo, no es emitir un juicio autoritario, que nuestra incompetencia no consiente, sino dar á nuestros lectores una idea sucinta (y clara á la vez) de la obra: evitando así el que pudiera decirse que, sobre un libro tan trascendental como el dado á luz por el señor general Mitre, se ha hecho, en Lima, la conjuración del silencio.

Los tomos primero y segundo son íntegramente consagrados á los móviles y hechos que dieron por consecuencia la libertad de Chile y de la gran República del Plata, al par que á hacer patente la redentora influencia de San Martín.

—«No era San Martín (dice Mitre) un político en el sentido técnico de la palabra, ni pretendió nunca serlo. Como hombre de acción, con propósitos fijos y voluntad deliberada, sus medios se adaptaban á un fin tangible; y sus principios políticos, sus ideas propias y hasta su criterio moral, se subordinaban al éxito inmediato, que era la Independencia.»

Estas líneas sintetizan magistralmente, á nuestro juicio, la personalidad de San Martín hasta los días de la campaña sobre el Perú.

El tomo tercero, y para nosotros el más importante de la obra, está consagrado al Perú y á las Repúblicas de Colombia. Sin que Mitre lo trace, el lector se ve obligado á hacer un paralelo entre los dos libertadores de Sud-América, paralelo en el que no siempre queda muy arriba la personalidad de Bolívar.

Después de la capitulación de Miranda, en San Mateo, (1812) encaminóse éste á la Guayra para embarcarse á bordo de un buque inglés, considerando perdida la causa de la República, por la derrota que en Puerto-Cabello había sufrido su teniente Bolívar. Este, que también se hallaba en la Guayra, y habitando la misma casa en que se alojó Miranda, esperó á la media noche y á que estuviese profundamente dormido para, personalmente, apresar á su jefe y hacerlo entregar á los es-