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Ricardo Palma

monarquía. En la España monárquica, la tercera parte, por lo menos de la prensa, enarbola la bandera republicana.

Nosotros, hoy, nos vamos aferrando al pasado con todas sus rancias preocupaciones, y poco nos ha faltado para declarar á Oyola tan criminal como el socialista asesino de Cánovas. Y ¿por qué? Porque ese joven tuvo el candor de repetir lo que muchos, muchísimos reputados escritores han dicho sobre el porvenir social de la mujer. Y no entro ni salgo en lo de si es quimérico y fruto de fantasías soñadoras eso de igualar á la mujer en derechos con el varón; ni en si, alcanzado el propósito, desaparecerían el hogar con todos sus encantos, y la familia con todos sus privilegios. Algo más: no me cautiva el tema; pero no excomulgo á los que lo sustentan, ni me escandalizo de que ejerzan propaganda. Se trata de un problema sociológico como tantos otros, que son incentivo para la inteligencia, y todo problema merece los honores de la discusión.

La Facultad de Letras es, precisamente, la obligada á ensanchar horizontes para el vuelo del pensamiento. No debe dar campo para que, hablando de ella, se diga que todo diablo cuando llega á viejo se hace ermitaño. Lo único que tiene derecho á imponer es decoro, cultura en la forma. En la Facultad no puede ni debe imperar el dogmatismo estrecho. ¿Por qué la verdad, el bien y la belleza han de estar solamente en nuestro cerebro, y no en el del que nos impugna?

Por honra del país, debemos pues felicitamos de queda Facultad de Letras haya dado juiciosa solución al conflicto, echando aceite sobre las encrespadas olas que se agitaban dentro del vaso de agua. Procedimiento distinto habría equivalido á poner sobre la puerta de la Facultad de Letras esta inscripción:—cerrada por inútil.