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Cachivachería

dora sobriedad, sin que la sobriedad perjudique en lo menor á la animación del relato. ¿Por qué no decirlo también? En lo porvenir, el libro de usted será de provechosa consulta para los cultivadores de la Historia americana, lo que no quita que, en la actualidad, revista los caracteres todos de libro apasionado.

Cuando exhibe usted el retrato moral de algunos de los personajes culminantes en su obra, paréceme estar leyendo páginas dictadas por Tácito ó Gervinus. La personalidad de García Moreno, por ejemplo, personalidad universalmente discutida, para quien sus admiradores reclaman de Roma hasta la santidad que se reverencia en los altares, y quien es tratado por los que no lo amaron, en vida ni en muerte, como uno de esos monstruos que envilecen á la especie humana, merece de usted frases que, á pesar de todo, subliman al hombre, así en el mal como en el bien. Para usted García Moreno se destaca, en la vida política del Ecuador, como una eminencia asentada entre el fango de la hipocresía, pero bañada con los resplandores del genio. Mezcla absurda de Catón y de Caligula (dice usted), extraño ingerto de las virtudes romanas con las prostituciones helénicas; amante ciego de la civiliza»ción en negro concubinato con la barbarie, serio, económico y desprendido, no manchó sus manos con los dineros de la »nación. No hay bestia más limpia ni que conserve su piel » más lustrosa que el tigre. Si el retrato que usted pinta con tan vivo colorido es copia fiel, como á mí me parece, enorgullézcase de él literata. Esas son plumadas magistrales.

Llámame también la atención en el libro de usted el que, apartándose de las preocupaciones propias de su sexo, no abrigue, en punto á creencias religiosas, la fe del carbonero, exhibiéndose, no como creyente ciega, sino como racionalista osada.

Hoy que en Colombia, Ecuador y hasta en el Perú, hay reacción favorable al fanatismo y adversa á la libertad de conciencia, se atreve usted á decir las verdades del barquero á los simoniacos de sacristía? ¿Aspira usted acaso á que en su patria la excomulguen, ya que en las postrimerías del siglo xix las excomuniones andan bobas? También usted, cria28