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Mis últimas tradiciones

CACHIVACHERIA si triunfo, el galardón de mi energía; ¡porque es la gloria de mis sueños tuya!

Yo no amo á los poetas que, olvidándose de su sexo, tienen pusilanimidades de mujer nerviosa y asustadiza, ó vacilaciones de coqueta. Yo quiero al poeta que, en los albores dde la vida, es ante todo, hombre, y que, como Alberto, dice: Permítame la suerte que merezca batirme por mi patria y por mi damalo mismo que en la edad caballeresca.

4 ¡A meditar de pie! Por las colinas vagando ó ascendiendo la montañapensar al mismo tiempo que caminas.

Si marchas, el progreso te acompaña; si te delienes, quedas atrasado, y el muerto mar tu inteligencia baña.

427 Poeta, y poeta (rascendental como Olegario Andrade, como Carlos Guido, como Rafael Obligado, como Ricardo Gutiérrez, como Palacio (Almafuerte), como Lugones, como Leopoldo Díaz y como Martín García Mérou, es, sin duda, el autor de los, por muchos conceptos, admirables cantos á Giordano Bruno y Dante Alighieri, que de paso sea dicho, son, en la forma, las más cuidadas y correctas de las poesías de Alberto. ¡Esos son versos! ¡Eso oesía! Así se escribe!—diría yo á mis discípulos si tuviera competencia para catedrático de literatura En esos dos cantos ha transparentado el poeta sus ideales políticos, sociales y religiosos. En nuestra joven América, el poeta está obligado á ser, ante todo, el cantor de la libertad y del derecho. Aunque pague tributo al amor y al ensueño, aunque se pierda en las áureas nebulosidades del infinito, su objetivo de combate ha de ser estigmatizar toda liranía y todo abuso. Otra poesía es dublé y piedras falsas, y no riquísima joya del espíritu: es, como dijo un crítico, imitar en migajón de pan los mármoles y bronces de los grandes escultores.