Página:Mis últimas tradiciones peruanas y Cachivachería (1906).pdf/42

Esta página no ha sido corregida
34
Ricardo Palma

narraciones seminovelescas, semihistóricas, sean por lo común genuinamente españolas, viéndose con esto hasta qué punto el espíritu español, y particularmente el espíritu castellano, penetró en aquellas regiones, y cuán numerosos fueron los peninsulares que acudieron á las minas, ó para desempeñar pingües cargos en la Administración, ó para dedicarse al comercio y buscar en las minas y en el negocio de metales la manera de hacerse prontamente ricos. Las aventuras que allá por los siglos xvi á xvII ocurrían en las calles y callejas de Madrid, Sevilla y Granada por asuntos de faldas; las cuchilladas que se daban y se recibían por idénticos motivos; las venganzas por celos ó por el amor propio ofendido de una dama despreciada; las tapadas que salían de sus casas á hurtadillas, cuando las calles se hallaban sólo tibiamente alumbradas por la mortecina luz del farol colocado ante devota imagen; las procesiones suntuosas y los mismos autos de fe por el Santo Tribunal de la Inquisición, eran sucesos frecuentísimos, así en las citadas ciudades y otras de España, como en la capital del Perú, con iguales riesgos, con idénticos incidentes, con perfiles semejantes en todo en ambos continentes, el viejo y el nuevo. Por algo, y aún algos, se diferenciaban á veces, ya que, por ejemplo, no se adornaba en ninguna ciudad española el piso de sus calles con barras de plata como en el Perú, según así se hizo, entre otras muchas ocasiones, en la soberbia procesión de la Virgen de los Desamparados, que se celebró en Lima durante el mando del virrey conde de Lemos, en la que se extendieron en la carrera barras de plata por valor de dos millones de ducados. Estas cosas viejas, manejadas por pintor diestro, siempre ofrecen interés, acaso interés mayor que las cosas del día. Por esto se acogen á ellas los poetas, ya escriban en prosa, como Palma, ya en verso como el duque de Rivas, Zorrilla y Antonio Hurtado. A los que le preguntan á Palma ¿por qué escribe estas leyendas? y le dicen, No se queme las pestañas descifrando mamotretos sobre tiempos y sujetos que alcanzó Mari—Castañas,