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Mis últimas tradiciones

tiempo viejo, de la época colonial. Este algo lo ha recogido hábilmente Ricardo Palma y lo ha puesto en sus Tradiciones, conforme veremos, Dios mediante, en un próximo artículo.

II 33 Decíamos al cerrar el anterior artículo que Ricardo Palma había recogido hábilmente en sus Tradiciones aquel algo del buen tiempo viejo y de la época colonial, de que hablaba Rubén Darío; y para convencerse de cuán en lo cierto estamos, basta abrir por cualquiera de sus páginas alguno de los volúmenes de la colección. Por supuesto, se nos dirá, que con llamar tradiciones á las historietas y cuentos de que tratamos, se da por supuesto que el tiempo viejo ha de desempeñar en ellas papel importantísimo. Mas, no basta sólo con querer encontrar el colorido de época para que resulte tal en los cuentos, novelas y cuadros históricos. Una cosa es descarlo y otra conseguirlo. Ricardo Palma lo ha logrado, en realidad de verdad, y esto constituye uno de los capitales encantos de sus Tradiciones. Revive en ellas la grandiosa capital Lima; reviven el Cuzco y otras poblaciones; reviven las minas famosas que proporcionaron á montones la plata y el oro; reviven las figuras de los más célebres virreyes, y con ellos las corporaciones de más campanillas que se contaban en la rica ciudad de los Reyes; y por fin, al amparo de la pluma del escritor, cobran vida todas las gentes que la poblaron, desde la conquista hasta la época en que el Perú (como las demás colonias del sur de América) se emancipara de la madre patria.

Leyendo algunas de las narraciones contenidas en la obra de Ricardo Palma, se imagina frecuentemente el lector que, en lugar de encontrarse en América, se halla en alguna de las ciudades populosas de España, en los siglos xvi y xvII. Débese esto á que las gentes y las costumbres que salen en aquellas 3 1 1 1