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Mis últimas tradiciones

Muñoz, en 1817; y el último conde, el de Casa Saavedra, por despacho del año 1820: ambos fueron naturales de Lima.

Los títulos de Castilla caducaban por insolvencia, caso en que, no pudiendo los poseedores sostener su rango ni pagar lauzas ni medias anatas, hacían renuncia y abandonaban la investidura. De éstos fueron los condes de Olmos y marqueses de Casa Montijo, Sotohermoso, Casafuerte, Villar del Tajo, Torre Bermeja y Casa Torres. También se suspendía el ejercicio de los títulos por deudas crecidas en aquellos gravámenes, ó porque se litigiaba entre partes el derecho á sucesión. No era prohibido hacer dejación del título por atrasos, conservando facultad para reasumirlo en mejor oportunidad.

De esto ocurrieron ejemplares.

Otros títulos se extinguieron porque faltó heredero directo, y no hubo parientes del último poseedor, ó si los hubo, no pretendió ninguno que recayese en él la sucesión.

Todo sucesor tenía obligación de pedir al rey carta de sucesión para que le permitiesen usar de su titulo y honores, antes de lo cual no podía firmar con la denominación respectiva. Lo mismo pasó y pasa hoy, en España, reservándose los monarcas la facultad de permitir la continuación de aquellos, aunque hubiesen sido concedidos para todos sus descendientes. Exceptuábanse de estas reglas los Grandes de España, que entraban en la sucesión sin otro deber que el de participarlo 267 al rey.

Los herederos ó sucesores ocurrían al trono por conducto de los virreyes, y éstos proveían entre tanto la prosecución del título, previo el pago de la media anata, con lo que desde luego entraban en posesión, sin exigírseles otros derechos, ni bajo el carácter de voluntarios. Después el rey libraba, por la Cámara de Indias, la carta correspondiente.

Tenían pena de mil pesos, los que usaban de los honores y firma del título sin los requisitos ya dichos. Y cuando algunos, por no satisfacer la media anata, tardaban en pedir la carta, creyendo que podían aceptar ó renunciar cuando les acomodase, el juzgado de lanzas los estrechaba á que cumplicser: con uno ú otro extremo, dentro del plazo que les estaba dado.