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Mis últimas tradiciones

de rendir la plaza y la penosa condición de prisionero, en la que permaneció muchos meses hasta que consiguió evadirse y emigrar á Francia.

251 Cuando en 1865 las turbulencias políticas del Perú llevaron á Europa, en condición de proscrito, al gran mariscal CastiIlla, ya no existía don Leandro; pero en Pau (Francia) tuvo el placer de recibir la visita de doña Dolores, la viuda del brigadier carlista.

Do Ramón Castilla debió llegar al Callao del 27 al 28 de Abril de 1866 y participar de la gloria que cupo á los combatientes del Dos de Mayo; pero la víspera del día en que iba á embarcarse en Southampton, un criado infiel le robó el maletín er que guardaba el mariscal veinte mil francos. Por ese fatal incidente su arribo al Callao fué el 10 de Mayo.

El Dictador anhelaba mantener al mariscal Castilla en el extranjero. Su secretario de relaciones exteriores doctor don Toribio Pacheco envió, en Enero de 1866, á don Ramón el nombramiento de Ministro Plenipotenciario en Francia é Inglaterra, el cual en el mismo día de recibido devolvió Castilla con las siguientes líneas de su puño y letra: —Saludo atentamente al doctor don Toribio Pacheco, y no aceptando el cargo con que ha creído honrarme, le devuelvo el nombramiento, pliego de instrucciones y libranzas con que acompañó su oficio. Soy del señor Pacheco atento servidor.—Ramón Castilla».

De regreso á la patria levantó el gran mariscal bandera contra la dictadura en Tarapacá; y desatendiendo la prohibición de los médicos que le asistían, montó á caballo para emprender campaña sobre Tacna. Al llegar á la estancia ó aldea de Tiviliche cayó moribundo. El general Beingolea y el coronel Tomás Gutierrez refirieron al que estas páginas escribe, que sus últimas y enigmáticas palabras fueron: —Valientes... si... adelante... la patria... imposible...