Página:Mis últimas tradiciones peruanas y Cachivachería (1906).pdf/242

Esta página no ha sido corregida
234
Ricardo Palma

la ciudad. Los propietarios acudieron al cuartel de Barbones reclamando la devolución, y Lerzundi, recibiéndolos muy cortésmente, les contestaba: —Con mucho gusto, señor mío, devolveré á usled el caballo que reclama, si me comprueba que es propiedad suya y no del Estado.

—Muy bien, señor comandante. Basta con ver la marca que lleva el caballo en la anca izquierda. Es la inicial de mi apeIlido.

La marca era una A? Pues Lerzundi decía: —Al canchón con el caballo, que esa A significa Artillería volante. —¿Era una B? Entonces el jamelgo pertenecía á Batidores montados. Para Lerzundi la C significaba Coraceros ó Carabineros, la D Dragones, la E Escolta, la F Fusileros de descubierta, la G Granaderos de ú caballo, la L Lanceros, la P Parque; en fin, á todas las letras del alfabeto les encontraba descifración militar. Según él, todos los caballos habían sido robados de la antigua caballada del ejército. Lerzundi los reivindicaba en nombre de la patria.

Sexagenario ya, reumático, con el cuerpo lleno de alifafes y el alma llena de desengaños, dejó el servicio, y con letras de cuartel ó de retiro fué á avecindarse en el Cuzco, donde poseía un pequeño fundo, y donde vivía tranquilamente sin tomar cartas en la política, y tan alejado de la autoridad como de la oposición. Un día estalló un motín ó bochinche revolucionario; y Lerzundi, por amor al oficio, que maldito si á él le ímportaba que se llevase una legión de diablos al gobierno, con el cual no tenía vínculos, se echó á la calle á hacer el papel de Quijote amparador de la desvalida autoridad.

Los revoltosos no se anduvieron con melindres y le clavaron una bala de á onza en el pecho, enviándolo sin más pasaporte al mundo de donde nadie ha regresado.

Sarah Bernardt contaba que, representando en un teatro de Aniérica, después del segundo acto entró en su camarín á visitarla el Presidente de la república. Terminó el tercer acto. y entró también á felicitarla un nuevo Presidente. De acto á acto había habido una revolución. ¡Cosas de América!... contadas por los franceses, como si dijéramos por Lerzundi, pues lo