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Mis últimas tradiciones

SAN ANTONIO DEL FONDO IMOSNA Por los años de 1838 á 1842 era, todos los sábados, la avenida de Mercedarias un hormiguero de mujeres, no sólo de las clases popular y media sino hasta de la aristocracia, que entraban y salían al, hasta hoy, conocido por el nombre de callejón del Fondo.

Aquello era una verdadera romería para la gente devota que iba á solicitar milagros de una efigie de san Antonio, á la cual una beata que, por vieja y fea, era ya de todo punto tabaco infumable, que habitaba dos cuartos en el anledicho callejón del Fondo, tributaba fervoroso culto.

En el primero de los cuartos que mediría, sobre poco más ó menos seis varas cuadradas, veíase un primoroso allarico sobre el que, entre columnas cubiertas por exvotos de oro y plata, se alzaba la efigie del santo, finamente labrada en piedra de Huamanga.

Hacía los honores á los visitantes de la capilla el confesor de la beata, que era un fraile franciscano, más flaco que