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Mis últimas tradiciones

y las beatas contestaron: Humilde y divino Antonio, ruega por los pecadores.

El corista obedeció, y su guardián lo plantó en la cárcel del convento, á pan y agua, por ocho días; pero la cosa llegó á oídos del arzobispo Las—Heras, quien llamó al superior franciscano, le echó una repasata de padre y muy señor mío, y lo obligó á cambiar de conducta para con los conventuales que, gracias á la aguda iniciativa del corista Chuecas, se vieron desde ese día bien vestidos y mejor alimentados.

II 199 En el pueblo de..... (bautícelo el lector con el nombre que le cuadre)..... se veneraba como patrona á la Santísima Virgen. Andando los tiempos, la polilla que no respeta ni el manto real ni las efigies de los santos, les comió las orejas y el cuerpo, de modo que las puso inservibles para el culto. Visto lo cual, el señor cura, el alcalde, los sacristanes, los mayordomos, los notables y feligreses pertenecientes á ambas cofradías, se reunieror en junta solemne, y después de discusión más larga que la paciencia de un pobre, se acordó y resolvió hacer santos nuevos; y al efecto se nombró una comisión de cinco gamonales del pueblo para contratar la obra.

Ipso facto la comisión se dirigió á Lima y, después de averiguar por el tallador ó escultor de imágenes que de mayor fama disfrutara en la ciudad, ajustó contrato con don Pascual, y regresó con él al pueblo, donde se le recibió con música, camaretazos, repique y mesa de once. Brindó el alcalde, brindó el cura, brindaron los mayordomos, y cuando le llegó turno á don Pascual, éste dijo: que tenía á mucha honra el haber