Página:Mis últimas tradiciones peruanas y Cachivachería (1906).pdf/175

Esta página no ha sido corregida
167
Mis últimas tradiciones

No he olvidado todavía mi latín, y sé bien que etcétera significa y lo demás, señor don Jacobo.—Pues, entonces, lechuga, ¿por qué te arrugas? ¡Si la cosa está más clara que agua de puquio! No se ha fijado usted en que esas tres etcéteras están puestas á continuación del encargo de buena cama?

—¡Vaya si me he fijado! Pero, con eilo, nada saco en limpio. Ese señor Jefe de Estado Mayor debió escribir como Cristo nos enseña: pan, pan, y vino, vino, y no fatigarme en que le adivine el pensamiento.

—¡Pero, hombre de Dios, ni que fuera usted de los que no compran cebolla por no cargar rabo! ¿Concibe usted buena cama sin una etcétera siquiera? ¿No cae usted todavía en la cuenta de lo que el Libertador, que es muy devoto de Venus, necesita para su gasto diario ?

—No diga usted más, compañero—interrumpió don Felipe Gastelumendi. A moza por etcétera, si mi cuenta no marra.

—Pues á buscar tres ninfas, señor gobernador—dijo don Justino de Milla—en obedecimiento al superior mandato; y no se empeñe usted en escogerlas entre las muchachas de zapato de ponleví y basquiña de chamelote, que su excelencia, según mis noticias, ha de darse por bien servido siempre que las chicas sean como para cena de Nochebuena.

Según don Justino, en materia de paladar erótico, era Bolívar como aquel bebedor de cerveza á quien preguntó el criado de la fonda: —¡Qué cerveza prefiere usted que le sirva ? ¿Blanca ó negra?—Sírvemela mulata.

—Y usted qué opina?—preguntó el gobernador, dirigiéndose á don Domingo Guerrero.

—Hombre—contestó don Domingo, para mí la cosa no tiene vuelta de hoja, y ya está usted perdiendo el tiempo que ha debido emplear en proveerse de etcéteras.