Página:Mis últimas tradiciones peruanas y Cachivachería (1906).pdf/162

Esta página no ha sido corregida
154
Ricardo Palma

11 Llegó á Lima, por los años de 1779, el señor doctor don Manuel Antonio de Arredondo y Pelegrín, natural del reino de Asturias, con el carácter de Oidor de esta Real Audiencia de Lima; de la cual llegó á ser Regente desde 1786 hasta 1816, año en que se jubíló. En este lapso de tiempo fué hecho por Su Majestad caballero de la Orden de Carlos III, camarista del Consejo de Indias y marqués de San Juan Nepomuceno, amén de que á la muerte del virrey inglés, acaecida en Marzo de 1801, Arredondo, como presidente de la Real Audiencia, gobernó el Perú hasta Noviembre del mismo añio, en que llegó el nuevo virrey Avilés. Dicen que, en esos ocho meses de mando interino, lo hizo muy regulareito.

Era el de Arredondo un buen mozo á carta cabal, y hombre de clarísima inteligencia; pero gozaba la triste reputación de no ser escrupuloso de conciencia, tratándose de adquirir dinero.

No se paraba en barras y atropellaba por todo.

Casó, en primeras nupcias, con doña Juana Micheo Jiménez y Lobatón, de la familia de los marqueses de Rocafuerte, la cual doña Juana, era viuda del Oidor Rezabal y Ugarte, que funcionó en la Audiencia de Lima y más tarde fué Regente de la de Chile. La plazuela de la Micheo, vecina á la de San Juan de Dios, debió su nombre á la circunstancia de estar situada en ella la casa de esta noble dama, que fué notable por su belleza y virtudes. Quizá por lo último, el de Arredondo encontraba algo sosa la breva matrimonial, y se echó á merodeat en el cercado ajeno. La mujer del marqués de Torrehermosa fué para él la fruta de tentación; y como don Fulgencio vino al mundo predestinado para serlo, y mansísimo, la cosa marchó á pedir de boca. El de Arredondo pasaba sin tropiezo: