She a CARA O SELLO?
En cierta noche del año 1824 hallábanse en un mezquino cuarto de posada, en la ciudad de Huamachuco, en conversación íntima, sazonada con sorbos á una taza de té y besos á una copa de ron de Jamaica, dos caballeros que vestían uniforme militar y que, por su fisc omía y acento, denunciab de á legua su nacionalidad europea. Eran los coroneles irlandeses Arturo Sandes y Francisco O'Connor, ambos al servicio del ejército colombiano.
O'Connor había llegado en la tarde á la ciudad, y como de larga data no veia á su camarada Sandes, ya supondrá el lector que tendrían mucha tela para cortar, muchas confidencias por hacerse y muchas añoranzas que compartir. Llevaban una hora de expansiva charla, cuando á un discreto golpe en la puerta, anunciador de visita, contestó O'Connor: —¡Adelante!
El que venía á interrumpir el coloquio de los amigos era nada menos que el general Antonio José de Sucre, cuya frente