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ricardo palma

Salinas, lo hizo buscar para remitirlo á España; pero se ignora si consiguió ó no recobrarlo.

¿No podría el manuscrito que existe en Lima ser uno de los primitivos?

En cuanto á un libro sobre medicina y propiedad curativa de varias plantas indigenas, que compuso López, el virrey marqués de Salinas trajo a Lima una copia, que es probable hallemos algún dia entre los mamotretos del Archivo Nacional. En Madrid existen otras, y en México se conserva el original, escrito, según lo afirma Losa, en letra muy pequeña, muy legible, muy hermosa, muy igual, bien formada y llena de la tinta que a la primera vista parece de molde.

El libro histórico Cronología hasta la época de Clemente VII, quedó en poder del padre Losa, amigo y primer biógrafo de Gregorio López, quien dice, en su elogio, que mucha gente docta le pidió encarecidamente permiso para sacar traslados. Ignoramos si se conserva O ha desaparecido este manuscrito.

Pasemos á otro orden de noticias personales sobre Gregorio López.

El general y literato Vicente Riva Palacio, en México A través de los siglos, dice:— «Popularizada creencia fué que Gregorio López era el príncipe don Carlos, hijo de Felipe II, cuya historia es tan conocida. Refiere la tradición que el monarca español, queriendo deshacerse de su hijo, encargó la ejecución del asesinato a un hombre que, condolido de la juventud y desgracia del príncipe, convino en salvarle la vida bajo la condición de que juraría solemnemente trasladarse a Indias, cambiar de nombre y no revelar a nadie su secreto. Ha prestado alimento a esta tradición, además de la vida misteriosallevada por Gregorio López en México, la circunsitancia de que, en un retrato suyo, hizo poner esta divisa o lema Secretum meum mihi—No puede afirmarse que Gregorio López fuera realmente el infante don Carlos; pero tampoco, en medio del misterio que rodea la memoria de aquel príncipe infortunado, puede asegurarse que no lo fuera. Si »hay documentos que prueban que el hijo de Felipe II murió desastrosamente en Madrid, también los reyes y sus favoritos han sabido suponer documentos para ocultar crímenes.