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Mis últimas tradiciones

gurabat que el Arzobispo les había dado la comisión de arranchar... postizos; y que no fué culpa de los arranchadores el que, junto con los postizos, desaparecieran sortijitas, aretilos de oro y otros chamelicos,Las declaraciones de los muchachos (que casi todos tenian apodo como Misturita, Pedro el Malo, Mascacoca, y Corcobita) parecen cortadas por un patrón. Todos creyeron que el hombre de á caballo, que enarbolaba la bandera de tafetán, sería alguacil cumplidor de mandato de la justicia y que, como buenos vasallos, no hicieron sino prestarle ayuda y brazo fuerte.

Sólo uno de los declarantes, Pepe Martínez, negro, esclavo, y de trece años de edad, discrepa en algo de sus compaferos. Dice este muchacho que, en la esquina de la Pescadería, un hombre sacó cuchillo en defensa de una mujer: que, á la bulla, salió del palacio arzobispal un pajecito de su ilustrísima quien, después de informarse de lo que ocurría, dijo: —Lo mandado, mandado: sigan arranchando c......., y al que se oponga aflójenle su pedrada, y que vaya á quejarse á la madre que lo parió. —Añade el declarante que el Arzobispo estaba asomado á los balcones presenciando el bochinche.

Por fin, á los diez días de iniciada la causa la Sala del crimen, compuesta de los oidores Arredondo, Cerdán, Vélez, Cabeza y Rezabal, mandó poner en libertad á los muchachos, y cxpidić el fallo que sigue: Vistos estos autos, y haciendo justicia, condenaron al mestizo Francisco de la Cruz, natural de Concepción de Chile, en un mes de presidio al del Callao, para que sirva á su Majestad en sus reales obras, á ración y sin sueldo, y se le »apercibe muy seriamente que, en caso de que reincida en »los alborotos por los que ha sido encausado, se le castigará con el mayor rigor para su escarmiento.—Lima, y Noviem»bre 20 de 1783.—Cinco rúbricas. —Egúsquiza».

Desde este año quedó, en mi tierra, autorizada por el Gobierno civil la libertad de postizos, libertad que ha ido en crecendo hasta llegar al abominable puff de nuestros días.

Afortunadamente, las limeñas están hoy libres de que Arzobispo escrupuloso azuce á los mataperros. ¡Viva el puff!