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CARTA VI.


LA PIRÁMIDE DE CHOLULA.

A TRES leguas al oeste de la ciudad de Puebla encuentran los restos de la antigua Pirámide de Choula India, y se llega por un paseo agradable en la mañana sobre la llanura.

Esta es una de las reliquias más notables de los aborígenes del continente; aunque fue construido sólo de adobes o ladrillos comunes secados al sol, todavía tiene suficiente distinción que impacta a cada observador con maravilla de la empresa de sus constructores indios. Lo que se pretendía, si tumba o templo, nadie lo ha determinado con certeza, aunque los anticuarios más sabios han estado adivinando desde la conquista. En medio de una llanura los indios erigieron una montaña. La base sigue existiendo para indicar sus dimensiones; ¿pero cual fue su altura original? ¿Fue la tumba de algún poderoso señor o príncipe soberano?; ¿o era sólo un lugar de sacrificio?

Hace muchos años, al construir un nuevo camino hacia Puebla de México, se hizo necesario cruzar una parte de la base de esta pirámide. La excavación puso al descubierto una sala cuadrada, construida de piedra, el techo de la cual era sostenido por vigas de ciprés. En ella se encontraron algunos ídolos de basalto, una serie de vasijas pintadas y los restos de dos cuerpos. No se dio cuidado a estas reliquias por los descubridores y las perdimos para siempre.

Al llegar a la pirámide de Oriente, parece tan rota y cubierta con árboles que es difícil distinguir claramente su perfil. La vista desde el oeste, sin embargo, que doy en la página opuesta, transmitirá una idea de este enorme monumento que se levanta en solitaria grandeza en medio de la amplia llanura. Un camino bien pavimentado, cortado por los antiguos españoles, asciende desde la esquina noroeste, con escalones a intervalos regulares, oblicuos primero en el lado oeste del banco superior de la terraza y desde allí regresa hacia el mismo lado hasta que encuentra una escalera inclinada subiendo al frente de la capilla pequeña, coronada con cúpula, rodeada por una arboleda de cipreses y dedicada a la Virgen de los Remedios.

La cumbre está perfectamente a nivel y protegida por un muro, donde se extiende una magnífica vista en cada lado del nivelado Valle. Lo que sea que este edificio fue, la idea de lograr así permanentemente una elevación en la que la gente podía recurrir a la oración — o incluso para desfile o diversión — fue una concepción sublime, y da derecho a los hombres que hace siglos pacientemente erigieron la noble pirámide, al respeto de